domingo, enero 28, 2007

Vencereis, pero no convencereis


"Vencereis, pero no convencereis,
vencereis, porque teneís sobrada fuerza bruta,
pero no convencereis,
porque convencer significa persuadir.
Y para persuadir necesitaís algo que os falta;
razón y derecho en la lucha."

Miguel de Unamuno

Los tres cerditos

Seguramente habéis oido mil veces el cuento de los tres cerditos pero lo más probable es que nunca hayáis pensado en su verdadero significado.

Podéis dejar de leer si queréis seguir pensando que se trata de una historia para niños pero si os atrevéis a escuchar la versión de aquellos que más saben del inconsciente os invito a conocer la esencia de nuestra vida.

Cada cerdito refleja el modo en que las personas construimos nuestro autoconcepto, es decir, nuestro yo, nuestra autoestima, nuestros valores, nuestros miedos, nuestra forma de ser y afrontar la vida...

El cerdito que construye la casita de paja por pereza representa aquellos con un autoconcepto débil, cargado de miedos,con escasos recursos para ser feliz. Tiene un "yo" que cuando aparece el lobo, que representa las adversidades del entorno y las que nosotros mismos nos generamos, no le hace falta soplar mucho para destruirlo y hacer que el cerdito tenga que vivir bajo las ruinas, la oscuridad, la tristeza, la ignorancia...

El cerdito que construye la casa de madera, representa a los que aunque luchan por ser fuertes y felices en su vida, no han empleado suficiente tiempo a sí mismos y no se cuidan como debieran hacerlo. Cuando el lobo sopla fuerte la casa se tambalea y uno termina por no confiar en si mismo porque sabe que lo más probable es que se caiga y termine como su hermanito sumido en la oscuridad, pero con una diferencia, los cimientos podrán permitir que se construya de nuevo la casita, nuestro autoconcepto, pero solo será posible si contamos con agallas para comenzar de nuevo confiando en lo que valemos y las cosas positivas que tenemos.

Por último, el cerdito que todos debereríamos aspirar a ser, aquel que emplea tiempo y esfuerzo en ser él mismo, en amar lo que es, en proyectar una imagen fuerte de sí mismo, en ser auténtico en su estilo de vida... Cuando el lobo sopla sus esfuerzos son en vano, no tirará la casita porque está sobre buenos cimientos y porque es el resultado de un esfuerzo personal, de la lucha por el crecimiento, de la autorrealizción, de la confianza en uno mismo, en definitiva de la FELICIDAD.

No nacemos con una casa u otra, a lo largo de nuestra vida nos dan materiales y nos enseñan métodos para conseguirlos nosotros mismos. Tampoco es cierto que estemos condicionados por los materiales que nos den, lo único que nos condiciona realmente somos nosotros mismos, nuestros deseos, nuestras aspiraciones.

No he conocido a nadie que directamente tenga la casa de ladrillo, lo bonito es que partamos de la construcción que sea podamos pararnos en nuestra ajetreada vida y plantearnos qué queremos ser realmente y dediquemos un esfuerzo para y por nosotros. Os invito a que os plantéis de qué está hecha vuestra casa, de qué os gustaría que estuviese hecha, quién queréis que entre, y cómo reaccionaréis cuando venga el lobo feroz.

Tratad de construir una casita de ladrillo, una casita que sea diferente a la de cualquier persona, que sea vuestra esencia, aquello que os diferencie del resto

Que el miedo que os den los lobos de la vida no os paralice para seguir luchando en lo que creeis y a lo que queréis llegar, que los soplos aunque os tambalén solo sirvan para confirmar vuestra fortaleza y para poner los pies en la tierra conociendo vuestras debilidades, y sobre todo luchar por ser FELICES.

Esto se lo dedico a todos aquellos que reducen el comportamiento del ser humano a estímulos-organismo-respuesta, aquellos que viven en la falsa ilusión de que todos somos iguales y nunca dedican un tiempo a mirar lo que puede haber dentro de cada uno.

GRACIAS CRIS

jueves, enero 25, 2007

Esos locos bajitos


La sonrisa de un niño, ¿Hay algo más bonito? ¿Hay algo más gratificante que un grupo de niños abrazándose? ¿Lo hay? Posiblemente no… Posiblemente este grupo de monigotes vestidos de futbolistas sea lo más gratificante que haya hecho nunca. Un gesto de alegría de estos pequeños es algo indescriptible. Una sensación con algo de mágia, de fantasía, de libertad…
Esos locos bajitos….¡Cuántas alegrías! Esas travesuras… Esos enfados voladores… Esos gestos de madurez… Esa mezcla de hombrecitos y niños pequeños… Esa picardía y a la vez esa ignorancia…
Caras de anuncio y feos de película. Revoltosos imparables, y figuritas de porcelana china embutidas en un equipaje blanquiazul. Santitos y demonios. Pajarillos que pasan desapercibidos y aguiluchos que aparecen hasta en las peores pesadillas.
¿Cómo describir un abrazo de esas extremidades cortas y huesudas? ¿Cómo definir esos gestos de complicidad? Si es que son como niños…
Sin embargo, salir a un entrenamiento es como salir a la Plaza de Las Ventas, pero con un par de decenas de toros bravos, los cuales no sabes por donde te van a salir, ni por que lado van a embestir. Están desbocados, son absolutamente imprevisibles. Lobos feroces con cara de cabritillos adorables.
Pero es tanta la recompensa, que todo por ellos es necesario y adecuado. Que las satisfacciones son tantas, que todo merece la pena. Por eso, les quiero como si fuesen mis hijos, porque hasta que los tenga, serán mis cachorrillos, o como suelo decir, Mis Nenes.
Javier Velilla

miércoles, enero 24, 2007

Es caprichoso el azar

Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.
Tú estabas donde
no tenías que estar;
y yo pasé,
pasé sin querer pasar.
Y me viste y te vi
entre la gente que
iba y venía con
prisa en la tarde que
anunciaba chaparrón.
Tanto tiempo esperándote...
Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.
Yo estaba donde
no tenía que estar
y pasaste tú,
como sin querer pasar.
Pero prendió el azar
semáforos carmín,
detuvo el autobús
y el aguacero hasta
que me miraste tú.
Tanto tiempo esperándote...
Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué,
ni me viniste a buscar.

Joan Manuel Serrat

sábado, enero 20, 2007

¿Quién dijo distancia?


La distancia son un puñado de kilómetros que separan dos almas. Dos almas que siguen estando juntas. Juntas, porque mientras una de ellas lleve a la otra en su interior, no existirá la distancia.

Mientras el amor persista no habrá lugar a los kilómetros, no tendrán cabida los minutos. Porque las cosas no son cosas porque existen, son cosas porque alguien piensa en ellas. Y si el recuerdo permanece, es porque sigues existiendo. Y el recuerdo y la existencia te hacen grandes, y te elevan a lo más alto de un monte para ser adorada. Y te adoran. Y te adoro. Porque además de existir, tienes la capacidad y la fuerza de mover un corazón. Un corazón que recorre los kilómetros más rápido de lo que lo puede hacer ningún coche, ni siquiera ningún avión. Porque las fronteras de un amor no existen si alguien sigue pensando en tí. No hay peajes ni barreras. Sólo hay esperanza e ilusión. La esperanza de un abrazo y la ilusión de una sonrisa. Con la ansiedad de un marinero que añora ver a su amada, así añoro yo tu tacto, tu carácter, tu mirada.

Y el ansia me puede a veces, y las lágrimas de impotencia recorren las mejillas enrojecidas de dolor. Y caen al suelo con el eco de quien tira una piedra a un pozo. Y a veces dudo de este amor y en esos momentos pienso en el refrán galego que hace mención a las meigas: "Creer non creo, pero haberlas haylas", y me levanto, y me crezco, y te añoro, y te quiero.
Javier Velilla

domingo, enero 14, 2007

El payaso de la alegría

Estandarte de ilusión, pequeño ratón escurridizo que se divierte con un queso de bola. Mago infinito que te sorprende con sus trucos más inesperados. Kilos de nerviosismo para los enemigos. Patadas espeluznantes esquivadas como quién esquiva la tentación del mal. Payaso pequeño con alma grande. Lunar de oro junto a la sonrisa. Movilidad diagonal a la velocidad de la luz. Inteligencia y elección. Generosidad y sencillez. Líder y peón. Amante del buen espectáculo y generador eléctrico de alegrías. Voz melosa y tono susurrante. Comedido y agradecido. Elegancia italiana y glamour hollywoodiense. La segunda juventud junto a un león rampante. Seleccionado por la flecha de un país que no se equivoca. Rizos cruzados cubren su centro de regates. Tímidez propia de quién quiere pasar desapercibido, pero que disfruta cuando todos le miran. Focos y más focos para el circo. Enfoquen sus púpilas que comienza la función.
Javier Velilla

El golfoncho de Donald

Me voy a volver a aficionar a las películas de Disney....

viernes, enero 05, 2007

Dejate ayudar

Dejate ayudar. Han elegido por tí. No te quieren. Para ellos eres una simple marioneta. Es duro verte sufrir. Piensa por tí y no dejes que ellos lo hagan. Eres inteligente. Demuéstralo. Aprende a decir : NO. Tu debes mandar en tu vida. Su interes no puede dominarte. Haz el bien y hazlo bien, pero no te salgas de tu vía. Tu eliges a donde quieres ir, pero no conduzcas por una vía abandonada. No te encierres en un callejón sin salida. Porque entonces pueden dominarte. Todavía tienes una bocacalle por la que salir corriendo, todavía tienes la oportunidad tu huir. Sal, sal de ahí antes de que sea demasiado tarde. Dejate ayudar por tu gente. Todos tenemos derecho a equivocarnos. Nadie te recriminará nada. Pero hazlo antes de que sea demasiado tarde. Hazlo sin hacer ruido, tal y como llegaste, pero sal. El tiempo apremia. Hazlo por nosotros. Dejate ayudar.
Javier Velilla

jueves, enero 04, 2007

Alguien piensa en tí

Fue una amarga nochevieja,
nadie sabe dónde están,
la explosión inesperada,
los ha debido ocultar.
Gente jóven inocente,
amasijos de dolor,
terroristas destreguados,
¿dónde quedó el amor?
Y dónde queda el respeto,
y las ganas de vivir,
pensamientos de una madre,
al ver a su hijo huir.
Esperanza dolorosa,
la ilusión de otro país,
el futuro inesperado,
de quién viene aqui a vivir.
Nosotros no somos nada,
por el hecho de vivir,
mas tu eres importante,
porque alguien piensa en tí.
Javier Velilla

miércoles, enero 03, 2007

El gol

El gol es la expresión máxima , la ilusión, la alegría, la locura, el éxtasis. Un gol lo olvida todo. Un gol te eleva a la potencia infinita. Desprende de tu cuerpo el sentimiento y lo arroja al espacio por medio de un grito absolutamente incomparable. El gol te transporta a una felicidad tan absoluta como efímera. Alguien dijo que el gol es el orgasmo del fútbol. Pero es un orgasmo masivo, como si miles de personas se pusieran de acuerdo para llegar a él. La sensación de gol es absolutamente indescriptible. El gol no entiende de clases sociales ni de situaciones económicas. El gol no se preocupa de eso, es mucho más importante. Envía a la locura al más poderoso y al que no ha podido comer en todo el día. No entiende de razas ni colores, de sexo ni de edades. No espera a que estés preparado, llega sin avisar, de ahí su grandeza. El gol es la felicidad, porque un gol es un gol.
Javier Velilla

lunes, enero 01, 2007

Año Nuevo

Año nuevo, vida nueva , así lo reza el refrán. Es momento de análisis y de balance, de cambios y de decisiones. Hoy sabemos qué hemos hecho mal y bien, qué queremos cambiar y qué deseamos potenciar. Hoy dejaremos de fumar, iremos al gimnasio y trataremos de ser mejores personas, hoy estudiaremos con ahínco y nos portaremos mejor. Comenzaremos una dieta infalible. Hoy arreglaremos nuestros problemas, limaremos asperezas y olvidaremos traiciones. Hoy vamos a ser felices y vamos a hacer felices a los demás. Seremos obsequiosos y detallistas, cuidaremos los pequeños detalles para que todo hoy sea perfecto. Así seremos felices. Hoy empezamos con fuerza y nadie nos va a parar. Nuestros nuevos propósitos arrasan como un ciclón, son imparables. Pero, ¿y mañana?, ¿qué será de nosotros mañana?
Feliz Año Nuevo
Javier Velilla