miércoles, mayo 16, 2007

Tu nombre


Tú, tu silueta, tu sombra, tu susurro, tu voz, tu nombre.
El sonido de sonidos. El tacto de la voz por mis oidos. La furia desatada, el amor sin límites.
Tu nombre.
Tu nombre es la cruz a mis espaldas, es el castigo que merezco, es el látigo que me azota.
Tu nombre, siempre ahí, impasible en mi memoria. Siempre ahí.
Todo lo demás pasa, se olvida, pero ahí permanece tu nombre. El que me hizo feliz, el que me dañó sin compasión, el que me llevó volando a la locura, el que me hace soñar.
Tu nombre eres tú. Cada caricia, cada te quiero, cada enfado, cada beso. Eres tú.
Tu nombre te pertenece, me pertenece. Leyenda viva de mi corta historia. Tu nombre.
Semilla de amor inalterable como el tiempo. Fruto de la pasión desenfrenada, del más fugaz cariño, y de la más profunda admiración. Te quiero. Llevo tatuado tu nombre en mi corazón con letras de colores, para recordarte cada vez que sangre, cada vez que no pueda resistir la tentación, cada vez que mi memoria haga amago de olvidarte. Porque esta vez no puedo fallarme, no puedo fallarte. El abismo de mi amor se tambalea y esta vez no puedo ser débil, esta vez no puedo dejar de quererte. Y si caigo, mi sangre teñirá la tierra de colores, para que por siempre y para siempre se recuerde que mi amor por tu nombre no tiene límite.
Javier Velilla

sábado, mayo 12, 2007

El Mariscal de hierro

Verano de 2003. El cuerpo médico del Real Madrid descarta a Gaby Milito como fichaje del Real Madrid por una supuesta lesión en la rodilla. Ese mismo verano, y por un precio inferior al pactado con el equipo blanco, el Real Zaragoza se hace con los servicios del jugador argentino. Cuatro temporadas después, Gaby Milito se ha convertido posiblemente en el mejor central del mundo, y es más, no se ha perdido un sólo partido por lesiones en la rodilla. El Mariscal, con ese sobrenombre se le conoce al central zaragocista. No es de extrañar que ese sea el apodo elegido. La elegancia, la sobriedad, la anticipación, el liderazgo, son algunas de las mayores cualidades del Gaby. Sin duda el mejor central de la historia reciente del equipo maño.

Desde el primer momento se convirtió en el lider del equipo. Ordenaba y mandaba desde atrás ofreciendo, además una seguridad digna de una prisión de primer nivel. Prontó se adueño del brazalete, y se convirtió en la pieza clave de los proyectos zaragocistas.

Tuvo la oportunidad de venganza en la final de Montjuic, y no la desaprovechó. Demostró que esa rodilla estaba en perfectas condiciones ganándole la Copa del Rey a los todopoderosos Galácticos.

Ahora, los mejores equipos de Europa se pelean por él, y en Madrid se tirán de los pelos.

Muchos lo quieren, pero por el momento Gaby no se mueve. Quizá algún día lo haga. Ese día, el Mariscal recibirá el homenaje que merece. El homenaje reservado a lo héroes, a aquellos que dieron todo por unos colores, aquellos que lucharon hombro con hombro para lograr la gloria, el homenaje reservado a los ganadores.

Y Gaby lo es.

Javier Velilla

domingo, mayo 06, 2007

Los olores, los sabores...

Pasa, el tiempo pasa lentamente. La melodía de nuestra vida suena con ritmo sereno, ambientándola. Los recuerdos le ponen letra, configurando nuestra historia. Es nuestro comic, nuestas memorias, nuestra biografía. El recuerdo de nuestra infancia, del colegio, los olores... El recuerdo de nuestro primer amor, del primer beso, los sabores... El recuerdo de nuestros mejores momentos, de los peores... Cada instante, cada capitulo. Amontonados sobre hojas imaginarias que fluyen y se olvidan, sólo los recuerdos permanecen inalterables como la historia. Sólo desde la perspectiva de los recuerdos podemos saber si el camino elegido fue el correcto o si debíamos haber probado con otro distinto. Sólo así podemos analizar la magnitud de las vivencias, porque quizá muchas fuesen sobrevaloradas, o quizá todo lo contrario.
Sólo desde los recuerdos sabremos si aquel amor veraniego era el amor de nuestra vida, o si aquel accidente fue un toque de atención. Porque sólo la memoria y el tiempo nos ponen en nuestro lugar. Junto a las personas que queremos, junto a los amigos que amamos... Sólo el tiempo y el recuerdo nos hace mejorar, porque sin ellos el error sería continuo e ilimitado. El tiempo nos hace crecer, madurar, aprender.
Sólo el tiempo nos dirá si lo estamos haciendo bien, sólo en el recuerdo sabremos si fallamos.
Javier Velilla