lunes, abril 20, 2009

En manos del tiempo


El tiempo pasa y pasa y pasa. Pasa tan rápido que a veces, cosas que parece que fueron ayer, se han olvidado en el tiempo, han sido ocultadas por los sedimentos del cauce del río de la vida.
Parece mentira, pero mucho tiempo después se pueden revivir sensaciones, no se si sentimientos, de aquel tiempo pasado. Desde entonces creo que no las había percibido, que no las había notado, pero hoy he olido el mismo olor que cuando espiaba tus manos sin que me vieras.
Sabes y sé que siempre será algo especial, una historia inacabada, y desconozco si llegaremos algún día a saber si tendrá fin o el tiempo mantendrá la incógnita. Si volveré a ser un niño o si me haré viejo y me iré a dormir sin que me cuenten el final del cuento.
Sin embargo, durante todo este tiempo, han habido otros sentimientos, no se si sensaciones, que han perdurado inalterables como la historia, y me temo que permaneceran inmortales como el tiempo.
(...porque alguien merecía una entrada así...)

Javi Velilla

jueves, abril 16, 2009

Partida ganada


Hablaba el otro día con una amiga. Una persona especial. Sobre la esperanza y la desesperanza, sobre la ilusión y la desilusión, sobre el amor y el desengaño.
Siempre, decía ella, que una persona se siente capaz de entregarlo todo por otra, hay algo que lo frena, que lo deniega, que lo escupe. Partida perdida.
Continuaba afirmando que cuando consigues deshacerte de un amor enfermizo, venenoso, adictivo; cuando consigues superarlo, al menos en un buen porcentaje; cuando consigues empezar a sacar un clavo con otro más nuevo, entonces, sólo entonces, tu ilusión choca con el muro de la realidad, del desengaño. Partida perdida.
Muchas veces ese amor residual, ha formado parte de ti durante largo años, y únicamente, dicen, con la perspectiva de los años, puedes contemplar, sin ayuda de catalejo o prismáticos, lo triste y vergonzosa que ha sido tu vida amorosa, los sótanos a los que has descendido por hacerle feliz, la mierda que has tragado por volverle a ver, lo que hay que llorar para verle una sonrisa. Partida perdida.
Y esto debe ser lo que llaman estar ciego de amor.
Pero, como dice una canción de Los Caños " ...la partida está en tu vida, porque te hayan hecho daño no puedes pensar que yo también lo haría, como explicarte que no, que yo no lo haré...". Es complicado prometer que no vas a hacerle daño a una persona a quien aprecias, pero no se puede decir que no tenga razón, que porque alguien, uno, dos o cien, te hayan hecho daño, no puedes pensar que todos te lo puedan hacer. Pueden pasar amores residuales, ilusiones estancadas, proyectos destrozados, pero siempre, siempre tiene que existir un agujerito, un cajón, y si puede ser un armario, lleno de esperanza, de ilusión, de vitalidad, y de sonrisas. Siempre tiene que estar el cajón abierto y expectante, porque quizá, cuando menos te lo esperes, por quien tú estás dispuesta a darlo todo muera por darlo todo por tí, y entonces, todo, lo bueno, lo malo y lo regular, no valdrá nada. Entonces nada valdrá nada, ni el tablero, ni los dados, ni los jugadores, ni las partidas perdidas, Sólo valdrá que está vez la partida, la habrás ganado.
Javi Velilla

miércoles, abril 08, 2009

El juicio de un sueño


Hay veces en la vida en la que cumples unos objetivos, alcanzas unas metas, o te superas en algún aspecto determinado. Otras, sencillamente, se hacen realidad tus sueños.
A veces, que un sueño se haga realidad puede depender únicamente de una fracción de segundo,de un abrir y cerrar de ojos, por ejemplo, puede ser, simplemente, un beso. En el tiempo que dura un beso, puede suceder algo tan sumamente importante como para crear una explosión de ilusión, de esperanza, de alegría y de absoluta felicidad que cambie radicalmente la vida de una persona.
Quizá justo detrás de ese fugaz beso, nos encontremos de nuevo con un precipicio de negatividad, de pesimismo, y de soledad, pero nadie nunca te puede arrebatar tu explosión, tu Big Bang de los sueños, tu culminación.
Y esto sucede porque a veces, un sueño puede arrastrar matices contrapuestos. Sin embargo, esos temibles y desgraciados baches del camino sólo podemos afrontarlos con los sedimentos de nuestra pirotecnia, en los cuáles nos apoyaremos hasta que el destino nos juzgue y dicte sentencia de si somos culpables o inocentes, y nos condene a visionar el mundo desde los barrotes de la prision de la realidad, o nos deje el libertad, condenando al culpable verdadero del entuerto, al responsable de que la duración de un sueño haya sido inversamente proporcional a las ganas de repetirlo.
Y es que, mi hambre y mis ansias de superación sobrepasan al Tribunal de la Haya, y mi inconformismo es tal que recuriré la sentencia tantas veces como sea necesario hasta que me declaren totalmente inocente de mi beso, y mi libertad me condene a tener que repetirlo cada noche antes de dormir, mientras te hago sonreir una vez más.

Javier Velilla