martes, enero 26, 2010

Recuerdos de pasados sentados



Cuerdo, me acuerdo y recuerdo
recuerdos ya permanentes,
recuerdos de sentimientos
nada cuerdos, sí valientes.

Recuerdo tiempos pasados,
pasaron y se quedaron,
pasaron deprisa y lentos,
y sin pasar, se asentaron.

Se asentaron en pasado,
en presente están sentados,
¿Se sentarán en futuro?
¿O ya se habrán levantado?

No quiero que se levanten,
pero si se han levantado,
les pediré que se acuesten
otra vez aquí, a mi lado.

Javier Velilla

viernes, enero 15, 2010

Yo quisiera amarla


Tenía una necesidad, un ansia. Me veía incapaz. El entorno evolucionaba, en todos los sentidos, y yo permanecía inmóvil, cual árbol de hoja caduca. Simplemente en mí cambiaban cosas superflúas. No las básicas, no los pilares.
Mi corazón se sentía un poco cansado de aquel amor, y aburrido con este ir y venir. Necesitaba un descanso, o un fuerte shock, según como se mire. Necesitaba comprensión, cariño, compañía, amor. Ese amor que uno nunca sabe si volverá. O al menos, si volverá con parecida intensidad.
Y tras un tiempo con ese pensamiento circular, aburrido y angustiante, que recorría cuerpo y mente, apareció usted. O mejor dicho, reapareció.
Reapareció reencarnando todos los valores que de usted me encantaron en su día. Reapareció con su misma sonrisa, con su misma energía y positividad, con idéntica alegría (quizá ese día un poco más), y se junto con la mía. Se juntó también con mis ojos abiertos de par en par, con la reciprocidad que se respiraba en el ambiente, y se unieron definitivamente, sus circunstancias y mis pensamientos.
Su caminar fue recto, manteniendo todo en su sitio, pero quizás a menos velocidad de la adecuada. Yo por mi parte, me fui negando. Y al contrario que San Pedro, me negué más de tres veces.
Iba retroalimentándome de esa negatividad, de esa incapacidad y de esa duda permanente que me aterra.
Y mientras, los pensamientos deboraban a los sentimientos, como Saturno devoraba a sus hijos, con crueldad, con saña, con velocidad y con ansia. Esos sentimientos equivocados, o mejor dicho, esos sentimientos a los que se quiso disfrazar, se hicieron grandes, y se quitaron el disfraz.
Salieron a la luz y se manifestaron como lo que siempre han sido, y se reivindicaron, pues se vieron amenazados.
Era el momento de no molestar más a esos sentimientos, era el momento de poner un punto y seguido.
Yo quería amarla como usted se lo merece y no pude, aunque quise. Estoy convencido de que usted sería el mejor partido, pero nadie elige a quien querer.
Nada como esta canción reflejó la situación, mi situación.



Javier Velilla

jueves, enero 14, 2010

Y morir sin un solo lamento


Fotografía: Helmut Newton

"¡Oh, encantadora belleza orgánica que no se compone de pintura al óleo ni de piedra, sino de materia viva y corruptible, llena del secreto febril y de la podredumbre! ¡Mira la simetría maravillosa del edificio humano, los hombros y las caderas y los senos floridos a ambos lados del pecho,
y las costillas alineadas por parejas y el ombligo en el centro, en la blandura del vientre, y el sexo oscuro entre los muslos!
Mira los omóplatos, cómo se mueven bajo la piel sedosa de la espalda, y la columna vertebral que desciende hacia la doble lujuria fresca de las nalgas,
y las grandes ramas de los vasos y de los nervios que pasan del tronco a las extremidades por las axilas,
y como la estructura de los brazos corresponde a la de las piernas.
¡Oh, las dulces regiones de la juntura interior del codo y del tobillo, con su abundancia de delicadezas orgánicas, bajo sus almohadillas de carne!
¡Qué fiesta más inmensa al acariciar esos lugares deliciosos del cuerpo humano!
¡Fiesta para morir luego sin un solo lamento!
¡Sí, Dios mío, déjame sentir el olor de la piel de tu rótula, bajo la cual la ingeniosa cápsula articular segrega su aceite resbaladizo!
¡Déjame tocar devotamente con mi boca la “Arteria femoralis” que late en el fondo del muslo y que se divide, más abajo, en las dos arterias de la tibia!
¡Déjame sentir la exhalación de tus poros y palpar tu vello, imagen humana de agua y de albúmina, destinada a la anatomía de la tumba,
y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos!"

Thomas Mann (La montaña mágica)

La silla de Fernando


"Yo me he enamorado siempre de todas, simplemente con que fueran guapas. Con que estuvieran bien, así de buen aspecto... Y si había 3 ó 4, pues yo me enamoraba siempre de la más guapa, no de la más simpática. Me han caído mal siempre las mujeres que no eran muy bellas, pero en cambio eran simpatiquísimas. Esto, no sé porque, yo tenía algo en contra, no me hacía ninguna gracia."

"Yo creo que puede existir perfectamente una amistad entre un hombre y una mujer, siempre que ese hombre no sea yo. Porque yo no he podido nunca. He visto que había cerca de mi mujeres que me sentían como amigo y que eran amigas mías, pero siempre que no estuviéramos solos. Siempre que fuera en una reunión, "Ahí esta Fulanita, Fulanita es amiga mía". Pero yo no he sabido nunca tener trato amistoso... A mí no se me ocurría llamar a alguien por teléfono, a una chica para que saliera conmigo por la noche y me acompañara a mi vida de cabarets y de gasolineras, me parecía como inconcebible. No, osea, yo no he sabido nunca tener amistad, lo que se llama puramente amistad con las mujeres. Pero creo que es un sentimiento muy lógico, y que sí existe, y que hay hombres y mujeres que si pueden tenerlo."

"Yo lo que quería era el lujo, porque el lujo comprendo yo, lo comprendo muy bien, que es una estupidez, que es una tontería, que es algo despreciable, que casi es cursi, pero a mi me gusta. A mi me gusta el lujo. Y entonces me dicen, "¿Y qué es el lujo? ¿Tener alfombras y tapices?" "Eso, eso, eso es, tener alfombras y tapices, y que estuvieramos aqui todos los mismos que estamos ahora más tres criados, dos doncellas, un señor, bien fueran filipinos, o polacos, eso da lo mismo, pero, en fin, que hubiera eso. Y tener las atenciones completamente cubiertas. Yo ahora estoy medio bueno, medio malo, he tenido un arrechucho, y claro, pienso a veces, "¿Y no sería mejor que yo tuviera un enfermero o una enfermera constantemente en casa?" Para mi el lujo es no pensarlo, sino decir "Estoy medio malo, ¡Qué llamen a un enfermero!" "Esque no tiene casita" "¡Qué le hagan una casita y que viva ahí en una casita!" Y poder hacer viajes, pero de capricho, y de una manera super cómoda, en fin, el lujo. Y que todas las bebidas estan organizadas desde hace mucho tiempo que dice, "Diez años, quince años, veinte años" Bueno, pues que siempre fueran las de veinte años. Eso, Y esto de verdad no lo he conseguido, es lo único que yo me noto, un poco, bastante, bueno, absolutamente frustrado"

Fernando Fernán Gómez (La silla de Fernando)

viernes, enero 08, 2010

Tengo (como si nada hubiese ocurrido)


(Como si nada hubiese ocurrido)

Tengo una carrera.
Tengo una familia que se preocupa por mi.
Tengo equipos donde me dejan jugar.
Tengo una casa maravillosa.
Tengo un trabajo con el que disfruto.
Además me pagan por ello.
Tengo gente que me quiere un poquito.
Tengo un montón de conocidos.
Tengo un coche que me lleva a todos lados.
Tengo un equipo por el que sufro.
A veces, también me hace disfrutar.
Tengo unos amigos absolutamente geniales.
Tengo amigas maravillosas.
Tengo decenas de viajes por hacer.
Tengo algunos ya cumplidos.
Tengo miles de anécdotas.
Y millones de recuerdos.
He tenido varios amoríos.
Y algún amor.
Tengo que pedir perdón miles de veces.
Tengo muchisimas cosas.
Tengo una vida que vale una fortuna.
Tengo una felicidad envidiable.
Tengo mucho por contar.
Os tengo, os quiero.
He vuelto. (Como si nada hubiese ocurrido)

Javi Velilla