martes, junio 01, 2010

Semilla de ilusión

A veces, cuando la vida te priva de grandes alegrías, de felicidad prolongada, de una dulce estabilidad, cuando todo es gris y no hay grandes entusiasmos, nos damos cuenta de la importancia que puede tener en nuestra vida una pequeña novedad, una pequeña-gran ilusión.
Porque hay veces que de algo pequeño hacemos algo grande. Como una semilla que queremos convertir en frutal.

Siempre se ha dicho, y soy muy partidario de ello, que es importante no querer correr antes que andar. Pero hay veces que esas pequeñas ilusiones, esos pequeños gestos, o por qué no decirlo, esa posible malinterpretación de la realidad, nos pone a los mandos de un tren de alta velocidad, antes de saber conducir un simple triciclo.

Muchas veces, ese tren descarrila por no haber sabido adquirir los minimos conocimientos de conducción, por no haber sabido jugar las cartas ni manejar la situación.

También creo que hay que saber aprovechar esas pequeñas ilusiones que nos alegran el alma, que nos devuelven las ganas de disfrutar cada minuto, las ganas de vivir la vida, de hacernos planes imaginarios que nunca se cumplirán. ¿No dicen que de ilusión también se vive?

Pienso que hacerse ilusiones puede ser como poner la primera letra de la palabra fracaso, sí, pero ¿y la belleza detornar en realidad una ilusión? ¿Y la magia de cumplir uno solo de esos planes que nunca se iban a cumplir? ¿No merece la pena ilusionarse simplemente por eso?

La vida hay que vivirla, y debemos hacerlo lo más feliz y alegremente posible, y si eso significa que en momentos grises disfrutemos con pequeñas ilusiones, pues las disfrutaremos...


Javier Velilla