
Se puede aprender a convivir con la soledad, incluso pasar buenos ratos con ella, no te queda otro remedio. Pasas horas mirando la calle, viendo a la gente feliz deambular en compañía, y tú, solo. Analizas y piensas que a veces es mejor, pero es solo una manera de justificar tu situación. Quieres creer que es posible ser feliz así, pero sabes que es imposible. No se puede ser feliz sin gente que te quiera a tu alrededor.
Sueñas con que llegue esa mañana que tantas veces has soñado, esa mañana en que todo cambia, en que, al levantarte, todo el mundo te quiere, te mima, te cuida, y se preocupa por ti. Esa mañana en la que te sientes importante, en la que te ves reconocido, en la que alcanzas la felicidad, en la que eres tú.
Pero de momento estas ahí, aparte, solo.
Javier Velilla
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