Pero una llamada fue diferente. Resulta que un hombre de unos 60 años (por la voz) y que parecía del sur, se había quedado solo en casa después de comer. Y como buen español se disponía a echarse la siesta. Pero algo le incomodaba, y no era otra cosa que lor sonidos emitidos por el loro de su suegra. Ni corto ni perezoso, no se le ocurrió otra cosa que rellenarle el bebedero con la sangría que había sobrado de la comida, para ver si se calmaba. El loro, como todo hijo de vecino, y tras acabarse la sangría, lejos de calmarse, comenzó a revolotear , a dar vueltas y a moverse alocadamente a lo largo y ancho de la jaula. Hasta que en una de esas ¡Zas! el loro cayó bocabajo se mató (por borracho!!). El caso es que el hombre llamaba porque estaba preocupadísimo por si se enteraba su suegra, con la que guardaba una buena relación , ya que le dejaría de hablar, tanto ella como su mujer (fue quien le regaló el loro a la suegra tras quedarse viuda). La hombre dudaba entre tirar al loro y decir que había escapado, o engancharle la cabeza entre los barrotes y decir que se había ahogado...
En fin, historias reales pero subrealistas...
Javier Velilla
2 comentarios:
Y que lo digas...jeje... Vaya idea de bombero...He estado unos dias fuero y ahora me voy dos o tres dias mas...cuando vuelva, prometo ponerme al dia en tu blog. UN besito mua
pero que le pasa a ese hombre! yo tengo un loro (bueno es lora) y a veces tambien me vuelve loca con todos sus gritos y palabras pero no la emborracharia ni de vainas, es algo de sentido comun
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