jueves, octubre 02, 2008

¿Tengo motivos?


" Un nuevo viaje.

El día ha comenzado como un día normal en el que te vas de viaje.

neceser, cargadores, billetes....todo estaba en orden.

El autobús urbano me ha llevado a la estación, y sin apenas esperar, he embarcado y subido en el AVE que me correspondía.

Una vez arriba, coche 7, vía 3. He buscado mi asiento, el 5D.

Evidentemente, viajo en Turista, lo cual ya es demasiado para mi economía. Aún así, lo hago gracias a mi Carnet Joven.

Una vez, no hace mucho, viajando también en AVE, vi a un señor que al buscar su asiento lo encontró ocupado y con los billetes duplicados.

Pues bien, eso me ha pasado hoy. Al llegar a mi asiento, estaba ocupado. Lo mismo le ha pasado a otros tres viajeros, ya que quienes tenían nuestros billetes duplicados eran una familia de cuatro miembros.

Entonces he pensado "a ver si tenemos suerte y nos suben a Preferente". Y aunque no ha sido exactamente así, la chica que finalmente se ha sentado a mi lado (tenía también el mismo problema) y yo nos hemos sentido afortunados.

Nos habían acomodado en Clase Club: asientos de cuero, relojes caros, caballeros trajeados, corbatas y negocios... esa es la Clase Club.

Cuando ya habíamos partido de la estación, al poco de salir, han repartido los auriculars para todo el mundo.

Poco despues, se disponían a servir los desayunos. Yo, entusiasmado por mi buena fortuna, he deslizado la mesita del respaldo de delante de mí (que porcierto era de madera y no de plástico).

Mientras servían a los primeros viajeros, podía escuchar una voz hiperamable que ofrecía diversos tipos de pan, de mermeladas, y de desayunos.

Cuando llegaba el azafato a nuestra altura, ha aparcado el carrito y ha desaparecido unos segundos. Al volver a continuar con los desayunos, nos ha ignorado completamentetanto a la chica de al lado, como a mí. Mi decepción ha sido brutal.

Me he sentido humillado, apartado y despreciado. Parecíamos un islote de "pobres" entre un mar de pudientes.

En realidad, entiendo que no me den desayuno porque no lo he pagado, pero tampoco he pagado el ir en asientos de cuero azul, ni rodeado de ejecutivos.

He pagado un billete de Turista, sin desayuno y en asientos grises con la mesita de plástico.

Si no he pagado el desayuno, no tengo porque ver a la gente desayunar, o no tengo porque ver esa sonrisa ultraforzada, ni al tipo repeinado que repartía comida y bebida a los "clubbers".

Y sin embargo, pese a no haberlo pagado, he tenido que aguantarlo"


*Escrito el día 17 de Septiembre


Javier Velilla

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