miércoles, abril 08, 2009

El juicio de un sueño


Hay veces en la vida en la que cumples unos objetivos, alcanzas unas metas, o te superas en algún aspecto determinado. Otras, sencillamente, se hacen realidad tus sueños.
A veces, que un sueño se haga realidad puede depender únicamente de una fracción de segundo,de un abrir y cerrar de ojos, por ejemplo, puede ser, simplemente, un beso. En el tiempo que dura un beso, puede suceder algo tan sumamente importante como para crear una explosión de ilusión, de esperanza, de alegría y de absoluta felicidad que cambie radicalmente la vida de una persona.
Quizá justo detrás de ese fugaz beso, nos encontremos de nuevo con un precipicio de negatividad, de pesimismo, y de soledad, pero nadie nunca te puede arrebatar tu explosión, tu Big Bang de los sueños, tu culminación.
Y esto sucede porque a veces, un sueño puede arrastrar matices contrapuestos. Sin embargo, esos temibles y desgraciados baches del camino sólo podemos afrontarlos con los sedimentos de nuestra pirotecnia, en los cuáles nos apoyaremos hasta que el destino nos juzgue y dicte sentencia de si somos culpables o inocentes, y nos condene a visionar el mundo desde los barrotes de la prision de la realidad, o nos deje el libertad, condenando al culpable verdadero del entuerto, al responsable de que la duración de un sueño haya sido inversamente proporcional a las ganas de repetirlo.
Y es que, mi hambre y mis ansias de superación sobrepasan al Tribunal de la Haya, y mi inconformismo es tal que recuriré la sentencia tantas veces como sea necesario hasta que me declaren totalmente inocente de mi beso, y mi libertad me condene a tener que repetirlo cada noche antes de dormir, mientras te hago sonreir una vez más.

Javier Velilla

1 comentario:

Unknown dijo...

No te hará falta recurrir la sentencia. Está claro que eres inocente... :)
Un besazo!