viernes, enero 15, 2010

Yo quisiera amarla


Tenía una necesidad, un ansia. Me veía incapaz. El entorno evolucionaba, en todos los sentidos, y yo permanecía inmóvil, cual árbol de hoja caduca. Simplemente en mí cambiaban cosas superflúas. No las básicas, no los pilares.
Mi corazón se sentía un poco cansado de aquel amor, y aburrido con este ir y venir. Necesitaba un descanso, o un fuerte shock, según como se mire. Necesitaba comprensión, cariño, compañía, amor. Ese amor que uno nunca sabe si volverá. O al menos, si volverá con parecida intensidad.
Y tras un tiempo con ese pensamiento circular, aburrido y angustiante, que recorría cuerpo y mente, apareció usted. O mejor dicho, reapareció.
Reapareció reencarnando todos los valores que de usted me encantaron en su día. Reapareció con su misma sonrisa, con su misma energía y positividad, con idéntica alegría (quizá ese día un poco más), y se junto con la mía. Se juntó también con mis ojos abiertos de par en par, con la reciprocidad que se respiraba en el ambiente, y se unieron definitivamente, sus circunstancias y mis pensamientos.
Su caminar fue recto, manteniendo todo en su sitio, pero quizás a menos velocidad de la adecuada. Yo por mi parte, me fui negando. Y al contrario que San Pedro, me negué más de tres veces.
Iba retroalimentándome de esa negatividad, de esa incapacidad y de esa duda permanente que me aterra.
Y mientras, los pensamientos deboraban a los sentimientos, como Saturno devoraba a sus hijos, con crueldad, con saña, con velocidad y con ansia. Esos sentimientos equivocados, o mejor dicho, esos sentimientos a los que se quiso disfrazar, se hicieron grandes, y se quitaron el disfraz.
Salieron a la luz y se manifestaron como lo que siempre han sido, y se reivindicaron, pues se vieron amenazados.
Era el momento de no molestar más a esos sentimientos, era el momento de poner un punto y seguido.
Yo quería amarla como usted se lo merece y no pude, aunque quise. Estoy convencido de que usted sería el mejor partido, pero nadie elige a quien querer.
Nada como esta canción reflejó la situación, mi situación.



Javier Velilla

1 comentario:

Unknown dijo...

No, desgraciadamente no se elige. Precisamente por eso es tan mágico amar...
Un besito!