sábado, febrero 24, 2007

Estable con picos de felicidad

Mi vida últimamente viene siendo una especie de balsa de aceite. Transcurre tranquila, ajena al movimiento del mundo, como si esta rotación no afectase al transurso de la misma. Aislado por las circunstancias, miro a la gente pasar, actuar y vivir, sin sentir sobresaltos. Observo, miro, analizo. Parece que nada me afecta ni me llama la atención. La cosas no me van mal, tengo la conciencia tranquila, y vivo con calma, sin pisar demasiado el acelerador. Las cosas importantes apenas me llaman la atención, y son los pequeños detalles los que multiplican su importancia. Por eso, cualquier gesto de cariño se agradece enormemente, o cualquier sintoma de valoración convierte un momento aislado en un pico de felicidad, por pequeño que sea. Por eso mi única ilusión son las cosas simples, y mi única alegría el aprovecharlas mientras duren.
A veces las cosas no salen como quiero, pero puede que la experiencia me haya enseñado a no derrotarme demasiado, analizarlas desde la distancia, ser yo mismo y seguir intentándolo. Pienso no dejar de sonreir, y tratar de ser yo mismo. No importa el tiempo que falte para una nueva ilusión. De momento, me alimentaré de momentos puntuales, de sonrisas , guiños e ilusiones pasajeras.
Por todo esto si un especialista realizara un informe de mi vida, determinaría una vida estable, con picos de felicidad.
Javier Velilla

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...y probablemente sea cierto que sumando cada instante, cada guiño, cada aliento construyamos esto que llaman existencia.

Sin embargo hay momentos que marcan hitos en nuestras vidas, son esas veces en las cuales algo ocurre y nos produce esa extraña sensación de sentirnos especiales.

Y sin darnos cuenta nuestro cuerpo se rebela, nuestra mente se dispersa y tenemos mayor probabilidad de cometer errores y romper nuestro equilibrio emocional.

Pero qué ocurriría si no existiesen esos momentos, si tuvieramos que vivir en un continuo estado de equilibrio, si nada alterase un alma acomodada y un cuerpo inalterable...

Probablemente no serías tú, ni sería yo, quizás sufrirías menos pero ¿pagarías a cambio el precio de renunciar a vivir y condenarte a respirar?.

Porque si hay algo cierto en todo esto es que Existir es repirar, Vivir es otra cosa.

CRISTINA

Veli_6 dijo...

Muy bonito, y además tienes mucha razón.
Me alegro que de vez en cuando te pasees por estas tierras blogueras...
Un saludo y gracias