miércoles, febrero 28, 2007

Ojos de luna

Guapa se puso la luna lunera esa noche del segundo mes del año. Guapa para la gala, para iluminar con su
resplandor habitual la oscuridad de las altas horas de la madrugada. Sus ojos grandes y abiertos miraban
atentamente cualquiera de los movimientos que bajo su reflejo sucedían. La alteración artificial juvenil
comenzaba a manifestarse abiertamente en algunos casos. La baraja de la suerte quiso crear lazos de unión
imposibles hasta la fecha. Los individuos solitarios se relacionaban, en ocasiones por primera vez, con quienes
antes no habían tenido oportunidad. Quizá alguno de estos lazos dure para siempre, quizá, sean polvora mojada.
Solo una cosa es cierta. El azar quiso unirlos. Probablemente, nunca quiera separarlos.

El juego daba sus frutos maduros bien entrada la noche. La luna sonreía al verlos y enfocaba su frío reflejo
sobre su ojito derecho. El diálogo antes imposible profundizaba cada vez más en intereses comunes. El
transcurso del tiempo no permitió que las miradas dejaran de cruzarse, así como los gestos de complicidad.
En cambio, oleadas de antigua realidad sacudían su rostro. Pero la realidad había tomado un camino distinto.
La dirección tomada había cambiado, y es posible que sea algo más que un simple giro. La vida, a partir de
ahora, sube una cuesta de emociones incontroladas. Siempre, con permiso de la luna.

Javier Velilla

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