Mónica, 37 años. Valenciana.
Una mujer con mundo, con experiencia en la vida. Madre de tres hijos, todos varones, y viuda. Adoptada junto a sus seis hermanos por una familia que ya tenía otros once hijos.
La vida no le supo tratar, y cuando ella pudo, no supo tratar a la vida.
Viajó y vivió por el mundo, de los países norteafricanos hasta Sudamérica, pasando por toda la península Ibérica, incluida Portugal.
Una mujer enigmática, casi mística. Sus consejos de vida son fruto de la experiencia, y la experiencia hace al maestro. Maestra de la vida.
Nunca tuvo el abrazo que necesitó, ni el cariño que precisaba. Su vida se ha basado y se basa en la búsqueda de sentimientos, de sensaciones.
Conoció excesos, fracasos, miles de maneras de vivir, y miles de maneras de morir. Llegó a desayunar champagne con cigalas en la locura de Marbella.
Encerrada en su vida, de trabajo en trabajo, en busca de una estabilidad que considera casi imposible de encontrar. Vive y muere sola. Encerrada entre sus cuatro paredes. Sólo sus hijos la mantienen con vida. Sólo sus hijos son la fuerza para vivir. Sólo los nanos son su alegría y su pena, su manera de mantener vivos sus sentimientos.
Hasta el cariño de una pareja le hace sentirse un poco más feliz, un poco más útil.
Hoy vive lejos de su tierra natal. Hoy el alcohol y la coca son sus vías de escape.
Una mujer con mundo, con experiencia en la vida. Madre de tres hijos, todos varones, y viuda. Adoptada junto a sus seis hermanos por una familia que ya tenía otros once hijos.
La vida no le supo tratar, y cuando ella pudo, no supo tratar a la vida.
Viajó y vivió por el mundo, de los países norteafricanos hasta Sudamérica, pasando por toda la península Ibérica, incluida Portugal.
Una mujer enigmática, casi mística. Sus consejos de vida son fruto de la experiencia, y la experiencia hace al maestro. Maestra de la vida.
Nunca tuvo el abrazo que necesitó, ni el cariño que precisaba. Su vida se ha basado y se basa en la búsqueda de sentimientos, de sensaciones.
Conoció excesos, fracasos, miles de maneras de vivir, y miles de maneras de morir. Llegó a desayunar champagne con cigalas en la locura de Marbella.
Encerrada en su vida, de trabajo en trabajo, en busca de una estabilidad que considera casi imposible de encontrar. Vive y muere sola. Encerrada entre sus cuatro paredes. Sólo sus hijos la mantienen con vida. Sólo sus hijos son la fuerza para vivir. Sólo los nanos son su alegría y su pena, su manera de mantener vivos sus sentimientos.
Hasta el cariño de una pareja le hace sentirse un poco más feliz, un poco más útil.
Hoy vive lejos de su tierra natal. Hoy el alcohol y la coca son sus vías de escape.
Javier Velilla
1 comentario:
hola bombon!! soy eli, nada que pases muy buen dia y como todo el mundo te pide que le escribas voy a ser original y solo te pido que no cambien nunca porque eres genial, y que ya verás al año que viene que juergas nos pillamos, que este año hemos empezado a conocernos un poco tarde, mil besos de esa taustanica de lobo con piel de cordero jaaj ELI
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