Me toca batear

Los días 3 y 4 de Diciembre, los alumnos de Magisterio de Educación Física de Huesca que cursamos Deportes de Equipo vivimos una experiencia única e inolvidable.
La relación de nuestro profesor con el maestro de Educación Física del Colegio Salesianos fue la clave para que a través de ellos, nos pusieramos en contacto con los alumnos de 6º de Primaria, y nos retásemos mutuamente a algo que todos habíamos trabajado ya en nuestras respectivas aulas: el béisbol.
Tanto el alumnado de 6º, en las clases de Educación Física, como nosotros en las clases de Deportes de Equipo, habíamos trabajado una serie de contenidos similares con respecto al trabajo de la iniciación al Béisbol, de forma que pactamos una serie de reglas y condiciones y pusimos fecha al evento.


Y así llegaron las frías mañanas de los días 3 y 4. Como los universitarios teníamos clase antes de la hora pactada, pasamos a recogerles por el colegio y acudimos al campo de fútbol de las instalaciones de CCAFD. Allí, con el material ya organizado comenzamos con la elaboración de los equipos. Fueron mezclados, lo cual hizo que la actividad ganase mucho en cuanto a relación con los peques y viceversa. Nos hizo tener un trato mucho más cercano, ya que tuvimos que poner en común ideas y estrategias de equipo.
Los partidillos como tal fueron lo menos importante de esta novedosa (al menos para mí) experiencia. Sin embargo, es fascinante ver el grado de implicación y de control de un contenido que tienen los niños con la mitad de años que nosotros. Eso, y el grado de madurez que demuestran en clase, tanto en la forma de comportarse, como en el desarrollo del juego, proponiendo estrategias, situaciones, colocaciones, etc. que a veces ni nosotros mismos nos dábamos cuenta. El dominio de unas reglas, de unas situaciones (repetir una jugada dudosa o hacer el sorteo a piedra papel o tijera) casi de manera automática.


Esta situación me ha servido como motivación en el sentido de ver que hay gente que sabe y hace lo que a mi me gustaría llegar a hacer algún día, disfrutar impartiendo clases de Educación Física mientras proporcionas una experiencia y unos conocimientos completísimos a la vez que divertidos a tus alumnos. Es ilusionante poder fijarse en quien hace lo que te dicen los apuntes, que parecen sacados de un mundo ideal, y lo desarrollan con naturalidad y eficacia en las aulas día a día.


Además, supongo, y no creo que sea demasiado suponer, que para los niños supuso un reto también muy motivante y enriquecedor. Imagino las caras de los niños diciéndoles a sus padres que tenían un partido de béisbol con los chicos de la Universidad, y no deja de salirme una sonrisilla de envidia. Me hubiese encantado hacerlo cuanndo yo tenía 11 años. Y todavía más el hecho de poder mantener un contacto más o menos continuado con un universitario gracias al intercambio de "Messengers".
En definitiva, fue una experiencia de la que saqué mucho jugo y de las que espero se repitan en la medida de los posible, si se puede este año, en lo poco que queda, o en otros años lectivos, para que el mayor número de implicados disfruten con este tipo de actividades tan enriquecedoras.

Javier Velilla