lunes, agosto 27, 2007

Mi mente



El tiempo pasa despacio, como si quisiera parar un rato, bajarse a tomar un café , sentarse en un banco del parque, y mantenernos en pausa, hasta que recargue energías.

Mientras, en la mesa se agolpan hojas y hojas, cargadas de una sabiduría tal vez inútil. Mi mente, evadida de sus obligaciones, decide pensar libremente. Recuerda recuerdos cercanos, e inventa futuros inimaginables. Sueña, sueña despierta con cambiar, con convencer, con disfrutar, con ser reconocida. Y vuela. Vuela lejos y contempla grandes urbes y las retrata. Y se inventa personajes, y les pone nombre, y les impone un trabajo y una forma de ser. Y además, está segura de que existen. Mi mente disfruta viajando. Le encanta conocer nuevos países, nuevas lenguas, nuevas costumbres, le encantan las diferentes culturas y sobre todo, los individuos singulares.

Mi mente suele viajar en avión o en barco, pero lo hace porque puede permitírselo, y porque no le hace falta compañía para viajar. Sola se siente segura, se siente acompañada.

Mi mente es cambiante. Siempre le han gustado los deportes. Fue futbolista de éxito, y metió goles en los estadios más importantes. Pero realmente lo que más le gustaba era dar pases de gol, y sobre todo los caños. Mi mente se vuelve loca con los caños.

A mi mente le gustan los niños, dice que le dan vitalidad, y que le hacen ver la vida de otra manera. Esque mi mente es un poco infantil. Le gustan los recreos, pintar con las manos, levantarle las faldas a las chicas...Yo creo que eso es porque es muy curiosa, y siempre le gusta saber todo. A veces me enfado con ella porque es muy preguntona.

A mi mente le gustan mucho las chicas. Ha estado con cientos de mujeres, casi todas famosas, pero siempre se cansa. Yo le he dicho que debe asentar ya la cabeza, pero me dice que siendo tan rara, ¿quién le va a querer? La verdad es que lleva razón, pero yo para consolarla le digo que tenga paciencia. A mi mente, ahora le gusta una chica. Yo creo que está enamorada, pero no me lo quiere decir. A veces le veo triste, y le digo que piense en su amigo (esque mi mente tiene un amigo muy bueno) y se pone un poco mejor, pero dice que querría estar más tiempo con él.

Mi mente no trabaja, bueno, en realidad está estudiando. Dice que cuando hablo le desconcentro y no puede estudiar. Y me acaba de decir que deje de contar su vida, que lo primero es lo primero. Así que os dejo. Un besito.

Javier Velilla

Pd: A mi me gusta mi mente, sobre todo, porque es buena persona.

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