"Cuando parece que nada puede ir peor, empeora"

La rutina volvío a levantar el telón. Y yo, la verdad, tenía ganas de que lo hiciera. Ahora no estoy tan seguro de eso. Tenía ganas de que empezase una nueva etapa, de dejar atrás malos sentimientos, malas experiencias, viejas sensaciones, etc. Tenía ganas de que se fueran, y pensaba que si volvía la rutina desaparecerían como por arte de magia, pero no es así. Si acaso, la cosa ha empeorada.
Como dice el Corolario 1º de la Ley de Chrisholm, "Cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora". Como lo sabía este Chrisholm. Y empeoró.
Hay un refrán que reza "Al mal tiempo, buena cara" y que sin quererlo he cumplido durante gran tiempo de mi vida, pero hay veces que no tienes ganas de sonreir. No ves motivos para continuar, y sólo se pasan por la cabeza las ganas de huir, de irse lejos, de escapar, de estar sólo, porque al fin y al cabo tu eres la única persona que nunca te va a fallar, la única persona que siempre va a estar cerca, la única que te escuchará, la única que disfrutará con tus buenos momentos, y sufrirá con los malos, la única que nunca te abandonará.
Busco y apenas encuentro pequeños alicientes que esbocen una sonrisa, que me hagan sentir bien, que me hagan relajarme y estar tranquilo, que me hagan pensar en las cosas buenas de la vida. Pero es tan dificil olvidarte, es tan complicado ver esta situación, es tan dañino no escuchar tu voz...
Sé que sólo yo puedo salir de estas situaciones, que nadie más lo hará por mí, que seré yo quien deba nadar hasta la orillas y agarrarme a la primera rama para salir.
Y lo haré, posiblemente no de momento, pues mi debilidad y mi apatía me lo impiden, pero lo haré, como lo hice otras veces. Y entonces , como dijo Willy Shankly, "Me sentiré atraido por la idea de decepcionar a todos aquellos que alguna vez desearon verme caer".

Creo que me he puesto un poco "melodramático", pero no borraré nada, pues lo escribí desde dentro, como siempre hice. Mientras, esperaré que pase la tormenta, y pensaré en aquel que nunca me falló, y soñaré recordando los buenos momentos, o no.

Javier Velilla